lunes, 31 de diciembre de 2007

2007


Tú, que estás amablemente leyéndome ahora, ¿piensas en lo bueno y menos bueno que este 2007 te ha traído?

¿Cómo ha ido, por ejemplo, el trabajo?
¿Y el dinero? ¿has podido ahorrar para hacer bonitos regalos? ¿quizás alguién como Marilyn te dijo eso de que “los diamantes son los mejores amigos de una chica”?
Y a tí, ¿qué obsequio, qué detalle te han dado este año que no olvidarás el próximo...ni el siguiente...ni el siguiente...?

A lo largo de este 2007, ¿has visto por enésima vez “Trainspotting”, “Con faldas y a lo loco”? Y de las pelis de estreno, ¿ha habido alguna que te haya llenado de emoción?
¿Ganó tu equipo la “Liga”?
¿Viviste durante este año con música? ¿Pudiste cantar en un concierto: “y por fin he encontrado el camino...que ha de guiar mis pasos...”? ¿Alguién ha tocado para tí, sólo para tí, una pieza de Liszt al piano...o quizás, en una guitarra española, algo de Villalobos?
¿Algún día de los 365 pasados fuiste tan afortunado de ver un cuadro de Hopper?

Y leyendo los periódicos cada día, ¿has recordado la canción de Jorge Drexler? Sí, ésa que dice: “no hay muerto que no me duela, no hay un bando ganador, no hay nada más que dolor y otra vida que se vuela. La guerra es muy mala escuela...”

Aquéllos cercanos que vivieron la enfermedad o el dolor, ¿buscaron en tí refugio? Y tú, ¿en quién encontraste ese hombro dónde apoyarse?
Y después, este año que acaba, ¿te permitió la alegría? ¿alguién te recordó ese verso de Miguel Hernández, “sonreír con la tristeza del olivo”?

Y con ese “alguién”, ¿hiciste viajes? ¿qué lugares nuevos visitaste, qué arquitecturas te impresionaron? ¿qué paisajes, qué cielos y qué gentes descubriste?

¿Has tenido a lo largo de este año, amor, amores? ¿sexo... fuerte y delicado? ¿Has hecho un “Tratado de las pasiones del alma” como ese libro tremendo de Lobo Antunes? ¿Y te han correspondido? ¿O, como cantaban “Más Birras”, has tenido que decir “si has venido a comprarme, lárgate...si vas a venir conmigo, agárrate...”?
¿Le dijiste a alguién que le amabas? Y, ¿era cierto?

A lo largo de estos meses ya pasados, ¿a cuántos cobardes has conocido?
Y tú, que sigues leyendo esto que escribo, ¿también lo has sido? ¿o te has mostrado fuerte, valiente, libre?

Durante este año que termina, ¿has cuidado a los tuyos? ¿a tus amigos, a tus hermanos, tus padres, a tus abuelos...? ¿Has hecho tuya la frase de “El Padrino”: “nunca te pongas de parte de nadie que vaya en contra de "la" familia”?
¿Cuántos de ellos te han faltado, a quienes has perdido, a cuántos has echado de menos? ¿cuántos de ellos han llenado tu vida de cosas buenas?

¿Algún día de este 2007 tomaste entre tus manos la mano débil de un anciano?
¿Algún día acunaste y dormiste en tus brazos, mientras estrenaba el mundo, a un niño recién nacido?

Y a lo largo de este año que está acabando, como escribió Whitman:

“¿has practicado tanto como para saber leer, para sentirte orgulloso de captar el significado de cualquier poema?”

Si es así, en el 2008 que comienza se cumplirán los versos que le siguen y que dicen que:
“...poseerás el origen de todos los poemas”

y que:
“serás dueño de todo lo bueno que hay en la Tierra y en el Sol...”

y además, recordando, que:
“...hay millones de soles más allá...”

miércoles, 19 de diciembre de 2007

El “Quilombo”

La semana pasada, a las pocas horas de bajar del avión, después de un viaje fantástico, lo más fastidioso de lo cotidiano lo envolvía todo: el aburrimiento de poner lavadoras, compañeros incompetentes en el trabajo, personas que fingen que te escuchan cuando lo único que quieren es que tú las escuches a ellas, la calefacción que no funciona bien, los que exigen empatía para ellos y para los demás tienen la sensibilidad de un ladrillo, gente que se cuela cuando llega el autobús que llevas media hora esperando...
Pequeñas cosas que te amargan, y otras, no tan pequeñas, que callo.

Afortunadamente llegó el viernes, y el novio de mi “hermanita” esperaba en Barcelona con su casa abierta para nosotros.

Entrar ya de noche por la “Diagonal” es una delicia que quita de golpe preocupaciones varias. Será sólo por un fin de semana, los problemas, el lunes, seguirán, pero de momento la ciudad, da, generosamente, su bienvenida.
Y a media mañana es genial pasear por el “Raval” y dejar que las calles te lleven hasta el “Museo de Arte Contemporáneo”. Allí, en la calle, algo típico de Barcelona: una exposición de puertas, sí, de puertas, con sus colores, sus mensajes, sus invitaciones...

En la terraza del “Ra” toman café unos chicos típicamente alternativos, rompedores, y al lado, dos amas de casa de lo más normal que acaban de hacer la compra en “La Boquería”. Y es que la ciudad más moderna de España ha sido capaz de mantener y vivir y disfrutar la tradición de comprar en el mercado.
Ya por la noche, otro mercado, el de “Santa Lucía” en la "Plaza de la Catedral", vendiendo adornos navideños y todo iluminado, hace pensar que Barcelona es de las pocos sitios en los que los papá noël y demás parafernalia, no son una total horterada.
Y es también una ciudad en la que se puede, sin ninguna disonancia, pasar del “Modernismo” de Gaudí, a lo más novedoso del “Maremagnum” y de ahí a “La Barceloneta”, el barrio de siempre con sus calles estrechas, sus vecinos que se tratan y se conocen de toda la vida, y sus ropas tendidas en las ventanas, secándose en un día especialmente soleado y mirando al mar.
Más contrastes hacen que por “El Born” tiendas cuidadísimas del diseño más actual estén al lado de una sombrerería o de una deliciosa casa de compra y venta de antigüedades.
Son los mismos contrastes que nos llevan a cenar en un restaurante de lo más “in” y moderno, muy en el estilo de Barcelona, y después acabar hasta las tantas de la madrugada en el bar más sencillo, con la música más en directo y el mejor ambiente.
A modo de decoración, banderas en las paredes, taburetes viejos, mesas setenteras...una guitarra va de mano en mano, unas latas vacías con algo dentro para conseguir ruido, se convierten en unas maracas... beber mojitos o whiskey o cerveza, o un poco o un bastante de todo...compartir mesa con desconocidos con los que se acaba cantando y riendo y brindando... los peculiares camareros y los clientes fijos a cual más surrealista...
Olvidar, definitivamente hasta el lunes, pesares y deberes, porque es imposible pensar en problemas u obligaciones cuando se visita por unos días una ciudad tan espectacular como Barcelona, y más si la noche se acaba pasando unas horas nada más y nada menos que en el auténtico y divertidísimo ¡¡“Quilombo”!!



Y lo mejor, estar juntas cuatro personas a las que les encanta, nos encanta, estar juntas.

martes, 4 de diciembre de 2007

Aunque

Y hubo momentos en los que la magia fue posible.
Y quedó algo bueno para siempre. Y queda.

Aunque ante Salinas o Cernuda tú prefirieses a León Felipe.

¡Ah, sí!
He venido a ver el pájaro en la jaula
y al juez metiendo prisa con su vara
a los que construyen rejas,
a los que construyen cerrojos,
a los que construyen alambradas,
y a los que pegan vidrios verdes en lo alto de las gruesas tapias.
Pero he venido también a ver a los que tejen cables y maromas largas,
a los que rompen los rosarios y los empalman después
unos con otros para que no se muerda la cola la plegaria...
Y a los que construyen canales
y a los que construyen escalas
y a los que tiran en las sombras sondas, como las arañas,
sondas profundas y delgadas
hechas con una secreción carnal, metafísica y amarga
a la que para entendernos de algún modo
los hombres, por ahora, llaman lágrimas.

"¿Y a qué he venido?"
LEÓN FELIPE

sábado, 24 de noviembre de 2007

¿Bailamos?

Hay que esperar a que sea de noche, y dejarse llevar. Sí, la escena se disfruta más si se ve de noche.

Conviene no tener reservas con la música. Porque suena “Save the last dance for me” en la voz de Sam Cooke, un tema deliciosamente soul.

Mejor no tener miedo a pasarse de sentimental. Simplemente hay que dejarse llevar.

Es preferible asumir los tópicos y creer firmemente en esas estrofas de la canción que dicen:
“Baby don't you know I love you so
Can't you feel it when we touch
I will never never let you go
I love you oh so much”


Y es imprescindible no tener prejuicios estúpidos. Y así disfrutar de estos minutos, ya lejanos, de la primera temporada de “Queer as folk”.
Y dejarse llevar por la sonrisa iluminada de Justin, por el guapo e increíblemente sexy Brian Kinney, aquí menos canalla y más encantador que nunca, dejarse llevar por sus pasos en la pista, por su boca...

Simplemente, dejarse llevar. Por la escena y por la música. Y por ellos dos.

¿Bailamos?



Dedicado a todos los chicos que saben bailar y besar al mismo tiempo.

lunes, 12 de noviembre de 2007

It´s Only Rock´n´Roll

Tan nuevos, tan refrescantes y ya tan clásicos.
Tan sencillos, que no simples, y tan completos.
Tan neoyorquinos, con ese sonido garage tan americano.
¡Tan, pero tan buenos!

¡Mesdames et Messieurs, Ladies and Gentlemen, Damas y Caballeros...con ustedes!:

¡¡¡ THE STROKES !!!




Y aquí versioneando nada más y nada menos que “Life is a Gas”

Como decían los Rolling, It´s Only Rock´n´Roll (But I Like It)

Larga vida a los Strokes

Ramones forever

jueves, 1 de noviembre de 2007

Mi memoria



Mi memoria no se la debo al psoe ni a la Ley que llega, sí, pero tarde y con más ruido que nueces.
Mucho menos a ese pp que no quiere recordar, aunque a Franco lo dejarían de recuerdo en todas las plazas.

Mi memoria es la de mi abuelo y el hermano que unos meses antes de la Guerra, en un mitin, se pronunció a favor de los trabajadores. Mi memoria es la de aquellas palabras que le costarían la vida.
Es la de mi tía, socialista de las de entonces, apresada por ello y exhibida en la iglesia, con la cabeza rapada, mientras el cura decía misa.
Mi memoria es la de aquella amiga de la familia a la que visité hace unos años y que ya muy anciana seguía recordando y contando cómo mataron a su marido y a su hermano.
Mi memoria es la de mi bisabuelo, cogido como rehén por los fascistas cuando tomaban el pueblo.
O la de su sobrina que hace cinco años encontró en una fosa común los restos de su padre fusilado y colocó una lápida con letras escribiendo los nombres de los muertos en un intento de dignidad. Mi memoria es la suya que siempre recordará esas letras, tan sólo unos días más tarde, arrancadas y tiradas por el suelo.
Mi memoria es la de aquellos vecinos y amigos de mi abuela que tuvieron que huir a Francia y que acabaron en un campo de concentración.
Es la de mi tío recordando lo que le contaba su madre sobre uno del pueblo. Uno que “decía” nombres al ejército fascista recién instalado y que a cambio recibía diez duros por denuncia.
Mi memoria es la de mi abuela contando cómo al caer la tarde fueron a buscar a su hermano, y cómo lo encontró unas horas más tarde en la cárcel, apaleado y tirado en el suelo. Mi memoria es la suya cuando recordaba que le fusilaron al amanecer, que sólo tenía veintiún años y que no encontraron nunca ni su cuerpo ni el de todos los que mataron ese mismo día con él.

Sí, mi memoria es la de todos ellos. Que tenían nombres y apellidos. Tenían padres, amigos, hijos, un vida. Y tenían esas caras de las fotografías que yo veía con mi abuela en grises y sepia.
En unos tiempos en los que muchos no sabían ni leer ni escribir, ellos tenían cierta cultura e inteligencia. Y las utilizaban para militar buscando pacíficamente justicias y libertades, consiguiendo por ejemplo indemnizaciones para trabajadores accidentados, pidiendo mejoras para los obreros de la fábrica del pueblo...
Por eso, a aquéllos que debo mi memoria, les persiguieron, encarcelaron, les obligaron a huir. Dejaron a sus familias con dolor y miedo para siempre. A bastantes de ellos, incluso, los mataron.
Y todo éso les pasó, como a tantos otros, a pesar de que nunca, jamás, habían hecho ningún daño a nadie.

Lo menos que se merecen es mi memoria.

jueves, 4 de octubre de 2007

Спутник

No es la primera vez que aparecen carácteres cirílicos en este blog. Pudieron “leerse” en aquél post escrito para celebrar el día de la Cosmonaútica, el día en el que Yuri Gagarin, Юрий Гагарин, salió a pasear por el espacio desde Baikonur.

Desde ese mismo cosmódromo se lanzó, tal día como hoy de 1957, el primer satélite artificial, el “Спутник” o “Sputnik”, que significa en ruso “viejo compañero”, “compañero de ruta”, o simplemente, “compañero”.

Quería escribir sobre ello, pero ya lo ha hecho 1133k desde ese inteligente y definitivamente original blog suyo.
Éste es su post: Sputnik I

En lo que al idioma ruso se refiere según otras traducciones “sputnik” quiere decir “compañero de viaje”. Este es mi significado favorito. ¿O es que acaso no es precioso mezclar la tecnología soviética con los poemas de Gil de Biedma?

viernes, 28 de septiembre de 2007

En la pelu


Después de leer el divertido post de Rafael sobre los pelirrojos se me ocurrió escribir sobre mis experiencias en la pelu. Sí, es una estupidez de tema, chorrada monumental, lo sé, pero necesito desahogarme.
Y es que yo, en la pelu, lo paso mal. Sufro.
Los motivos son múltiples y variados, pero por concretar y ordenar ideas y frustraciones, seleccionaría tres:

uno
mi carácter, personalidad y determinación desaparecen por completo: las peluqueras hacen de mi pelo y de mí lo que quieren y no me atrevo a decir ni “mu”
dos
no soporto las conversaciones que la mayoría de las veces, por mucho ruido de secadores que haya, es imposible no escuchar
tres
desde la dueña a las empleadas, todas, en lo que a mí respecta, son más falsas que Judas

Empecemos por el punto tres que es el comienzo de unas horas que serán inolvidables para mí. Ese comienzo consiste en un derroche de halagos:
“oh...qué melena más bonita tienes con ese pelo ondulado tan natural...” “o sea...el color es precioso, oh...esos tonos pelirrojos, cobrizos...” “y qué largo, cuánto te ha crecido...ideal, ideal”
A los pocos segundos de la escena anterior, las mismas tres colegas me dicen con determinación:
“bien, vale, entonces escalaremos y cortaremos” “sí, y habrá que teñir de un tono oscuro, un color chocolate” “y luego peinaremos con la espuma alisante y la plancha para evitar los rizos”
Pienso con todo el derecho del mundo lo escrito en el punto tres, que son unas pelotas hipócritas, pero como ya estoy sufriendo lo descrito en el punto uno, me limito a sonreír tímidamente y cualquier intento de alegar algo acaba en un hilillo de voz que no llega a oídos de nadie. Dicen que van a aplicar una mascarilla de no sé qué y que tendré que comprar la crema y el chamú especial no sé cuántos. Quiero decir que no, que no...pero digo “sí, sí” y me colocan una revista de estas de cotilleos en las manos “¿esta te gusta?”, “no, ni ésta, ni ninguna", pienso, pero (me remito de nuevo al punto uno) callo e incluso leo las últimas hazañas de Britney Spears.

El punto dos es el más heavy de todos. La última vez que fui a la pelu tuve que soportar las siguientes conversaciones:
Una que está tiñéndose de color amarillo limón se queja de lo que llora el niño que acaba de tener, cuenta todo lo que sufrió a causa del embarazo, y culmina describiéndonos el parto, minuto a minuto, sin ahorrarse ningún tipo de detalle. Es de esas que creen que todas las mujeres, por el hecho de serlo, estamos interesadas en lo que una desconocida dilate o deje de dilatar. Y cuando la oigo hablar del momentazo “expulsión y/o extracción de la placenta” me entran ganas de pedirle, por supuesto educadamente, que se calle de una puta vez, pero como soy una persona sin personalidad (leáse el motivo uno), la que se calla soy yo.
Otra, muy joven, muy alternativa, con un pelo negro salpicado de mechas azules, le cuenta a la peluquera que no sale mucho, que a su novio no le gusta que ella salga, que es que la miran otros tíos y su novio se enfada, y que ella pues prefiere no enfadar a su novio...La peluquera le dice que “claro, claro...chica...es que es normal que se ponga celoso” ¿La laca afectará al cerebro? “Pero nena”, me entran ganas de gritarle, “¡que quién decide quién te mira y quién no, eres tú! ¡¡y sólo tú!!” Vale, sí, no diré nada, que mi carácter desapareció en el, a estas alturas, famoso punto uno.
La amiga de la parturienta saca del bolso las fotos de las vacaciones veraniegas: cincuenta o cincuenta mil, no sé. La mitad, con ella tomando el sol boca arriba, la otra mitad, con ella tomando el sol boca abajo. Dice “todo el día pillando moreno...no como mi hermano y mi cuñada que se iban por ahí a ver monumentos y museos...uffff...qué muermos”.
A estas alturas me da igual no tener ninguna determinación para decirle nada a nadie porque parece ser que las peluqueras han acabado conmigo y estoy a puntito de salir por la puerta.

Voy por la calle mirándome de reojo en los escaparates. Bueno, no está mal el corte. Y por las ondas no hay problema, volverán a aparecer en unos minutos. En cuanto al terrible color que me han dejado es cuestión de tres lavados que se vaya aclarando.

Pensaba, mientras iba caminando, en la del parto y el niño, pensaba en su amiga, en la Britney Spears, en la del novio...
Y después pensé en las mujeres de mi vida, en mis abuelas, mi madre, mis tías... Recordé lo mucho que han tenido y tienen de modernas y lo poco de “marujas”, en lo adelantadas y en lo inteligentes que fueron o que son a pesar de los tiempos que les tocó vivir. Pensé en lo poco, poquísimo, nada de nada que ellas se parecían a las de la pelu. Pensé en sus ganas de aprender y de disfrutar y de vivir, tan alejadas de los modos y maneras de esas otras con las que, por obligación, había pasado la tarde.
Sonreí, decidí ir a casa de mi madre para que se riera un poco de mi look y me sentí, aunque esa tarde sufrí como siempre sufro en la pelu, me sentí, digo, tremendamente afortunada.

martes, 11 de septiembre de 2007

NYC

Cumplí mi sueño y fui. Y me enamoré de una ciudad apasionante, fantástica, llena de vida y llena de gente abierta y acogedora.
Pero todo fue un poco más tarde de lo que me hubiera gustado. Porque cuando llegué la ciudad tenía, como si fuese una herida, un grandísimo agujero de más, y lo que es mucho más triste, dos Torres y tres mil Neoyorquinos de menos.


Fotos tomadas en la "Zona 0" de Nueva York en Julio de 2004

viernes, 7 de septiembre de 2007

Cuatro horas y veintinueve minutos

La madre, la más guapa y valiente, parecía estar de acuerdo con el padre, y eso que la respuesta de mi hermano al preguntarle yo cómo se sentía no era precisamente muy normal:

“--¿Qué quieres que te conteste? Te puedo contar muchas cosas, pero nada podrá mejorar lo que dice la canción de Serrat...”


En cuanto a lo de “que crezcan y que un día nos digan adiós”, creo hermanito que puedes hacer simplemente lo que nuestros padres hicieron con nosotros...y ya ves, ni pensamos decirles adiós nunca, ni hemos salido tan mal...

Dedicado con todo mi amor a Diego, que en estos momentos ha cumplido, exactamente, nada más y nada menos que ¡¡¡cuatro horas y veintinueve minutos de vida!!!

miércoles, 29 de agosto de 2007

Nihilismo

Una foto con lágrimas en el último post de Caronte me ha conmovido, y los poemas que le siguen. Me vienen a la cabeza los versos de “Lo fatal”.
En el blog de D. leo “Cómo salvar una vida... (mi vida)?”. Me hago la misma pregunta. Y de nuevo en el pensamiento, Ruben Darío: “ser y no saber nada, y ser sin rumbo cierto...”
Bush quiere 50.000 millones de dólares más para gastar en la guerra de Irak. Y después de leer a Senses necesito ver de nuevo “Hiroshima mon amour”. Lo comento con un conocido que riéndose (de mí) me mira extrañado y dice “¡pero es en blanco y negro y antigua!”. El ignorante se mofa del que tiene un poco de sensibilidad. Y encuentra un coro que le acompaña. ¿Este es el mundo moderno, civilizado, adelantado en el que vivimos?
¿Y el mundo de cada uno, de cada familia, de cada persona? Si van las cosas mal, van mal. Si van bien, está el miedo. La fragilidad de lo que somos puede hacer que todo se derrumbe.
En la tele cuentan que los incendios en Grecia son provocados. La voz en off dice “el hombre que ven en la imagen acaba de ver como morían calcinados su mujer y sus cuatro hijos”. ¿Cómo puede alguién seguir viviendo después de algo así? Mejor dicho, ¿para qué?
Echo de menos personas que me faltan.
Vivir. Cada día. Batalla perdida.
La crisis existencial está servida.

La primera vez que ÉL vió en mí una de esas grandes crisis se asustó. Y me escuchó, me habló, intentó todo para que yo estuviera mejor. Y en las que siguieron ÉL siguió ahí, fuerte ante el desasosiego que produce en mí no encontrarle en ocasiones sentido a nada. Y de nuevo otro año y otra vez. Y de nuevo ÉL siempre conmigo, siempre mostrándome lo bueno de mí y de mi alrededor, compensando mi visión catastrófica de las cosas, dando lo mejor de sí para que yo estuviese mejor.
Hasta un día. Ese día, con todo el cariño del mundo puso sus manos en mis hombros y me miró fijamente. Ese día sumó dos y dos y vió que daban cuatro. Ese día me habló muy seriamente. Y confome avanzaba su discurso, yo, reconociendo la evidencia, cambiaba mi angustia nihilista por risas, muchas risas. Ese día me dijo:

"Nenaaaa, no me vengas con eso de Kierkegaard el “padre del existencialismo”...no me vengas hablándome de Nietzsche...que todo lo que tú sabes de estos dos son los temas de COU que te estudiaste para la Selectividad...
Mira que te he pillado, que esta tristeza profunda ante el mundo y la esencia humana no te da a tí a cualquier hora...noooooo...que esto se te ocurre en Agosto, todos los años, verano tras verano...
Y noooo, no el tres de Agosto, no, nunca, jamás, never. Estos terribles asuntos filosóficos los piensas el 28, el 29....y la crisis se agudiza el 30 y más el 31...
Ni Sartre ni leches....que lo que a tí te pasa es que ¡¡¡de momento no hay más viajes!!! que lo que ocurre es que ¡¡¡¡SE TE ACABAN LAS VACACIONES!!!!!! Déjate de Heidegger y asúmelo, tía.... el uno, o el dos o como mucho el tres: ¡¡¡¡¡A TRABAJAR!!!!!"

Desde entonces sigo sufriendo las crisis de Agosto. Lo que ocurre es que además de sufrir suelo acordarme de aquél día y me río mucho.

martes, 31 de julio de 2007

My Way

SEX PISTOLS
Senses ha escrito unos posts geniales sobre el movimiento punk. El recorrido incluye un repaso por el punk español y comienza, como no podía ser menos, contándonos de los Sex Pistols y presentándonos una versión de “My Way” cantada por Sid Vicious.

La versión que aparece a continuación está, en cambio, interpretada por todo el grupo. En un principio es Sid Vicious el que canta en solitario con un pequeño acompañamiento. Durante unos minutos desearíamos que de nuevo estuviera vivo para, simplemente (con perdón...es un decir...), matarlo con nuestras propias manos. ¿Cómo es posible que alguién cante tan pero tan mal? Vale, bien, es punk...algunos lo hacían mal adrede, pero... ¿era éste el caso de Sid? ¿o es que era el peor cantante de la historia de los peores cantantes?
Pero si se consigue aguantar durante exactamente 1´04´´, de repente, lo que era lo más parecido a una tortura de la santa inquisición, es aplastado por la guitarra rasgada con fuerza y por el machaque continuo de la batería, y algo excepcional nos sacude: el sonido sucio y salvaje del punk.



LOS PIRATAS
Aunque ya hace tres años que se disolvieron Los Piratas siguen estando presentes para todos aquellos que durante unos años los seguimos y disfrutamos de sus canciones. Afortunadamente todos los miembros de la banda siguen haciendo música y sobre todo sigue Iván Ferreiro.
Sí, él sí que sabe cantar...cantar muy fuerte y susurrar cantando, y sabe escribir letras y hacer música y supo darle personalidad a la banda.
La versión de “My Way” que incluyeron en su disco “Fin de la primera parte” es directa, diferente, definitiva. Los Piratas consiguen convertir la versión más conocida, típica de “Crooner”, en un tema de Rock&Roll tremendamente potente. Sencillamente, genial.



FRANK SINATRA
Y todo siempre con el permiso del mejor, de Frankie... todo después de escuchar a esa voz, a “La Voz”. Esa sonrisa, esos trajes bien llevados, esa pose...esos ojos azules...ese “savoir faire” que nos pone tanto a algunas chicas...
No podría haber para él mejor declaración de principios (o más bien de finales) que esta gran canción.

lunes, 23 de julio de 2007

Planes

En estos días y durante el mes pasado y ya en Mayo, se oye, por ejemplo: “he pedido unos días de vacaciones en Junio y otra semana más adelante”, “no tengo vuelo para el mes de Julio, intentaré irme en Agosto”, “aprovecharé estos días para pintar el pasillo”, “queremos mirar un viaje largo, haremos cuentas”, “he pensado en ir unos días a la playa”, “hemos quedado con mis hermanos para pasar unos días juntos”.
Planes, planes, planes...
Sí, planeamos qué hacer, dónde ir y con quién. Nos organizamos los días para ver a ese amigo con el que no quedamos hace tiempo, para tomar un café con un antiguo compañero de trabajo. Buscamos billetes de tren, vuelos, destinos... Planes pequeños y grandes planes. Organizamos las semanas, los días, para que el tiempo cunda, para disfrutar y sacarle partido al verano.
Y es genial.
Sí, es genial hacer planes.

Pero recuerdo otros veranos en los que no se hacían planes, en los que no era necesario planear nada.
Yo que era una chica de ciudad pero que “tenía pueblo”, recuerdo de pequeña, como tantos otros, marchar a pasar el verano con los abuelos a ese pueblo en el que no se hacían planes.
Porque todo consistía en ir algún día al río y muchos días a la piscina, en “correr la bici” con los amigos, en acercarse al pueblo de al lado si apetecía, en jugar a lo que nos diera la gana...
No, claro que no se hacían planes. Ni siquiera para el día siguiente, porque el verano era un día y otro día y otro y otro y otro más...y nunca fue más cierto y llevado a la práctica de forma más inconsciente eso del “carpe diem”. El tiempo no es que se detuviese, es que simplemente no existía.
Aquellos veranos eran de los de verdad, de los de 37 y 40 grados sin aire acondicionado, de los de un rato por la mañana hacer cuadernillos de deberes (me encantaban los de matemáticas...me veo con mi “bic naranja que escribe fino” y mi “bic cristal que escribe normal” recuadrando un tres novenos igual a un tercio). Eran veranos de subir pequeñas colinas que nos parecían el Everest, de correr por las calles, de recoger perros abandonados, de llevar permanentes “escorchones” en las rodillas, de comer los mejores helados del mundo, aquellos helados caseros que mi tía nos preparaba todos los días...
Claro que no había planes. Como mucho, mirar a ver si las gallinas habían puesto algún huevo o si habían nacido por fin los gatos...o elegir el libro o el tebeo que una insomne como yo estaba deseando leer durante esas horas de siesta y obligatorio silencio absoluto.
¿Planes? No se necesitaban planes para tomar el arroz con leche que hacía mi abuela, o las galletas con sabor a canela de mi otra abuela. Ni para tumbarse por las noches y sentir el calor del suelo en la espalda y mirar las estrellas y oír los grillos.


Sí, es verano, planeamos encuentros, actividades, viajes.
Y es genial.
Pero algún verano podría renunciar a todo sólo por volver, durante un día, a tener nueve años, y no saber que el tiempo pasa y que el verano se acabará. Volver a comer un helado de los que hacía mi tía...o el arroz con leche y las galletas con canela de mis abuelas.
Algún verano podría volver a tener mi bici roja y renunciar a todos, a casi todos los planes para, simplemente, no tener ningún plan.

Foto de J.Melendo

martes, 10 de julio de 2007

Soneto de amor XXXV

"TU MANO FUE VOLANDO DE MIS OJOS AL DÍA,
ENTRÓ LA LUZ COMO UN ROSAL ABIERTO.
ARENA Y CIELO PALPITABAN COMO UNA
CULMINANTE COLMENA CORTADA EN LAS TURQUESAS.

TU MANO TOCÓ SÍLABAS QUE TINTINEABAN, COPAS,
ALCUZAS CON ACEITES AMARILLOS,
COROLAS, MANANTIALES Y, SOBRE TODO, AMOR,
AMOR: TU MANO PURA PRESERVÓ LAS CUCHARAS.

LA TARDE FUE. LA NOCHE DESLIZÓ SIGILOSA
SOBRE EL SUEÑO DEL HOMBRE SU CÁPSULA CELESTE.
UN TRISTE OLOR SALVAJE SOLTÓ LA MADRESELVA.

Y TU MANO VOLVIÓ DE SU VUELO VOLANDO
A CERRAR SU PLUMAJE QUE YO CREÍ PERDIDO
SOBRE MIS OJOS DEVORADOS POR LA SOMBRA."


“Cien sonetos de amor”
PABLO NERUDA

martes, 26 de junio de 2007

Ezequiel 25,17



Mi hermano y yo estamos viendo, por enésima vez, “Pulp Fiction”.

Bruce Willis va a su apartamento a buscar el reloj que “carita de fresa” ha olvidado. Allí se encuentra con John Travolta. Después de mirarse unos eternos segundos le dispara y Vincent Vega cae agujereado.

--¿Conoces a alguién que haya matado a alguién? –le pregunto a mi hermano.
--¿Quéee? Noo....¿Cómo? Noooo, claro que no...
--¿Y a alguién que haya disparado a alguién? –insisto.
--Pero...pero ¿qué dices?. Noooooo. No. Por supuesto, noooo...
Se queda como pensando “¿qué se le habrá ocurrido ahora a la loca ésta?”. Le miro. Le digo:
--Yo sí.
--¿Cómooooooooooo? ¿Que tú síiiii? Perooo...¿quién? ¿quienes?

Ahora es a Bruce Willis al que han disparado. Butch corre a pesar de llevar la pierna herida intentado escapar de Marcellus Wallace.

--En la guerra el abuelo de J. mató a un hombre que días antes había hecho fusilar a medio pueblo. Antes de huir a Francia fue a su casa y lo mató.
--Joder...
--¿y el que había disparado a no sé quién? –me pregunta
--Ah...tú también le conoces.
--¿Quéeeeeeeee? ¿Que yo le conozcoooo?
La pena que me produce todo lo que me ha venido a la cabeza se ve compensada con la risa que me da ver las caras de alucine que pone mi hermano.
--Sí, le conoces: es S. el amigo de...
--¿Cómoooooooo? ¿Que S. disparó a alguién?
--Sí, a tres personas. Hubo un herido.
--Joderrrrrrrrr...¿por qué? pero....¿cuándo? ¿cómo? joderrrr...—repite mi hermano atónito.

Y le cuento historias de miedo. Historias de drogas y de alcohol pero sobre todo historias de heroína. De enganchados que acaban con todo y con todos, de robos, de policía y detenciones, de la novia que se aparta pero al final también cae, del amigo del otro amigo que muere de sobredosis en el baño de un bar, de gente tirada, de más robos, de atracos, de disparos...
A estas alturas mi hermano está flipando. Me extraña que él, que sabe casi todo (casi) de mí y de mi vida, no sepa nada de todo lo que le cuento.
--Pero S. y su hermana están ahora bien, ¿lograron desengancharse?
--Sí, sí,...se desengancharon, pero la hermana de S. murió de sida hace dos años.
--Vayaaaaaa... ¿Y S. ahora tiene trabajo, lleva una vida normal?
--Sí, bueno, llevaba...ahora está enfermo...está esperando un transplante.

Pienso en cómo la heroína les ha pasado, tarde o temprano, factura a todos.
Pienso en cómo una “buena chica” como yo pudo tratar a chicos y chicas tan “malos”.
Algunos teníamos sólidas referencias familiares y personales que nos hicieron saber permanecer siempre al margen. Intentamos ayudar, queríamos ayudarles, pero nos lo ponían muy difícil. Conseguimos ser prudentes y no jugarnos el tipo. Disfrutamos de lo más bueno de los colegas “malos” y aunque teníamos sólo dieciocho, veinte años, supimos seguir adelante. Y cuando ya nada era posible tuvimos el acierto de romper con aquellos que habían sido nuestros amigos, aquellos “malos” que lo rompían todo.

La peli está acabando.
Samuel L.Jackson tiene encañonado al atracador de poca monta que intentaba robar en la cafetería en la que está desayunando. Le pregunta si lee la Biblia y le recita:
“El camino del hombre recto está por todos lados rodeado por las injusticias de los egoístas y la tiranía de los hombres malos. Bendito sea aquel ...”

Pienso en las cosas que quedan tan bien en las películas y que en la vida real, en cambio, son lo más sórdido, lo más cutre, lo más triste y devastador, lo peor de lo peor.
Jules sigue manteniendo su “nueve milímetros” a un palmo de la cara del atracador y continúa recitando:
“...y os aseguro que vendré a castigar con gran venganza y furiosa cólera a aquellos que pretendan envenenar y destruir a mis hermanos. Y tú sabrás que mi nombre es Yavé cuando caiga mi venganza sobre tí.”

lunes, 18 de junio de 2007

Ocho cosas

Dalia y Güigua me proponen participar en un juego que consiste en escribir ocho cosas sobre uno mismo.
La mezcla que hay en mí de exhibicionismo y pudor me impide escribir tal y como el juego lo requiere, pero no quiero decirles que no, así que se impone hacer trampa.
Selecciono versos de “Hojas de hierba”, “Canto a mi mismo”, “Cálamo”... Sí, voy de tímida en este post, pero para hablar de mí misma elijo nada más y nada menos que a Walt Whitman, y de entre las muchas cosas que escribe hago mías las ocho siguientes:

UNA
“Abro de noche la ventana y miro las estrellas dispersas,
y todo lo que veo, innumerable, es el borde de mundos más lejanos.
Se extiende más y más, expandiéndose siempre...”


DOS
“Respiro, pero dejo que respiren los otros.
Yo no soy orgulloso, sólo estoy en mi puesto.”


TRES
“Busco la más abundante y estrecha camaradería entre los hombres,
pido que crezcan como las hojas las palabras, los actos y los seres...”


CUATRO
“Creo que una brizna de hierba no es menor que la senda que recorren los astros...”

CINCO
“Aclamo la ciencia positiva, un hurra por la demostración exacta...”

SEIS
“Algunas veces con alguien a quien quiero me enfurezco al pensar si no estaré gastándome en un amor que no es correspondido.”

SIETE
“Soy el esclavo perseguido, retrocedo ante la dentellada fiera de los perros,
la desesperación se cierne sobre mí, se suceden sin tregua disparos y disparos...”


OCHO
“He comprendido que no quiero otra cosa sino estar con aquellos a quienes amo,
que me basta con quedarme un largo rato cuando la tarde cae con aquellos que quiero,
que me basta con sentir cerca la carne bella, la carne que es curiosa, que respira y que ama...”

martes, 12 de junio de 2007

Una canción


Cuando a uno le gusta escuchar música intenta siempre escuchar música, oir en cada momento la canción deseada, ir a un bar donde suene lo que nos gusta, poner un cd que proporcione el ambiente adecuado... y es que, como dijo una vez mi “hermanita”, tratamos de remediar algo terrible: que la vida no tiene banda sonora.

Ella me dice que le gusta esta canción de “Muchachito Bombo Infierno”;
una canción viva, con ritmo, perfecta para que esta madrugada compense un lunes triste y difícil
...un día soñando en un sueño soñé, que estaba soñando contigo..”

una canción calentita para una noche calurosa
“...piel con piel, calor con calor... cuerpo con cuerpo...”

y sí, desde luego una canción alegre y positiva
“...bajo un cielo de estrellas mil, hay que ver, precioso, precioso...”

aunque por muy alegre que sea dice:
...ojalá no te hubiera conocido nunca...para no amarte siempre...”

tristes, tristes...

Incluí en el post anterior los nombres de víctimas de eta en tiempos de democracia...

Hay que añadir las víctimas que causó eta antes de la democracia...

Hay que añadir las víctimas del grapo...

Hay que añadir los nombres de las 192 personas que al-qaeda mató aquel terrible 11 de marzo de 2004...

Tristes guerras
si no es amor la empresa.
Tristes , tristes.
Tristes armas
si no son las palabras.
Tristes, tristes.
Tristes hombres
si no mueren de amores.
Tristes, tristes.

MIGUEL HERNÁNDEZ
Cancionero y Romancero de Ausencias

viernes, 1 de junio de 2007

Exterminio

Lo último que nos ha llegado de los etarras ha sido un vídeo.
En él, detrás de lo que muestran, está eso que ellos llevan más de treinta años haciendo y se les da tan bien: gritar, insultar, matar, amenazar, intimidar, atemorizar, matar, preparar explosivos, matar, mentir, secuestrar, matar, amedrentar, manipular, quemar, golpear, matar, poner bombas, matar, matar, matar...

Y mientras lo emiten en “Tele 5” tengo en mis manos “Días aún más extraños”, el último libro del genial Ray Loriga.
Tomo algunas frases de sus primeras páginas. En ellas, con inteligencia y sensibilidad, como sólo él sabe, escribe:

“...al fin y al cabo, lo poco y mucho que todos esperamos de la vida no es sino la vida misma. Cuando uno lleva a su hijo al colegio tiene todo el derecho a estar seguro de volver a verlo. Hay quienes creen que este derecho puede sernos arrebatado, que hay causas que lo justifican. No es así y lo sabemos todos menos ellos. Por eso me da tanta pena ver las pancartas en las manifestaciones y los gritos dirigidos a unos asssinos que no escuchan, que no pueden escuchar...

...gritarle a un asesino es como cantarle al fuego, el fuego se apaga o nos consume, no se le calma ni se le convence ni se negocia con él, al fuego ni siquiera se le insulta. No vale de nada.
Hay que entender de una vez por todas, que hay cosas que sólo son de una manera y no admiten matices. No hay bandera que valga una vida, la patria es una sopa, un aroma, un recuerdo, un monte, un verso. No hay patria que se refleje en un charco de sangre. La patria no sirve, sólo importan los hombres, las mujeres y los niños...

...me asombra ver la grotesca defensa del método de lucha abertzale que hace el señor Otegi, como si matar de dos en dos, de tres en tres, de veinte en veinte, fuera un horror más pequeño que matar a doscientos de un solo golpe. Es mentira. Los muertos se cuentan de uno en uno, no al peso, y el resultado final es siempre el mismo. Un individuo es la medida exacta del universo. Una vida arrancada es siempre un exterminio
.”


En el vídeo, claro, aparecen encapuchados. Da igual, ya conozco sus gestos y no me gustan.
Prefiero imaginar otras caras, aunque duela terriblemente.

Las caras que acompañaban a...

miércoles, 23 de mayo de 2007

El alcalde de Sevilla

Uno: Me parece fatal
Me parece fatal que en algunos “círculos” no saberse el nombre de todos los hijos de los Reyes Católicos suponga una laguna imperdonable y en cambio dé lo mismo no conocer a Edison, por ejemplo; o que no haber leído “El Quijote” sea un crimen (que lo es) pero que no le importe a nadie qué dice la 2ª Ley de Newton (no una ley de un mindundi cualquiera, no, la 2ª Ley de Sir Isaac Newton).

Dos: Me mosquea mucho
Vale, bien, admitamos que todos hablamos a veces de cosas de las que sabemos poco, pero hay quien no tiene ningún sentido de la medida y suele hablar y hablar mucho de cosas de las que no sabe nada de nada.
Esto me mosquea mucho porque pasa, especialmente, con temas relacionados con la Medicina (me aplicaré mi propia receta, nunca mejor dicho, y no diré nada de algo que conozco sólo a través de “House”), pasa con cuestiones de Ciencia en general, y pasa con todo aquello relacionado con la Técnica y la Tecnología.
Recomiendo un blog genial, “Malaciencia”, escrito por Alf, que nos dice que se ocupa de “Disparates, barbaridades y patadas a la Ciencia en noticias, películas o incluso en el saber general”. Se pueden aprender muchas cosas leyéndolo. Y tranquilos “los de Letras”: Alf consigue explicar todo tipo de curiosidades con datos y detalles, con rigor y, al mismo tiempo, de forma sencilla y divertida.

Tres: Me “descojono”
En “Malaciencia” me encuentro con unas palabras del alcalde de Sevilla. Está inaugurando la “Avenida de la Astronomía” y a la tercera frase empieza a hablar de la astrología.
Sí, la Astronomía, “eso” relacionado con torpes como Ptolomeo, Copérnico, Kepler o Galileo, lo mezcla, así, con alegría, con “lo otro”, la astrología, lo de la insigne Aramis Fuster o la Bruja Lola.
Me empiezo a poner nerviosa, pero cuando estoy a punto de pasar directamente a la histeria, resulta que el señor alcalde empieza a meter en el mogollón a...¡¡los astronautas!!
Quizás tuviese simplemente un mal día, pero el caso es que habla y habla sin que un mínimo de inteligencia o de cultura básica haga acto de presencia en sus palabras. El lío que se hace es tan tan tan fuerte, que no puedo por menos que olvidar el cabreo y, con perdón, “descojonarme”.

Dice:
“Es muy bueno que haya astrónomos. Estamos en la Avenida de la Astronomía. Está bien que haya astrólogos, pero es fundamental que haya astronautas. Porque ¿qué sería de nosotros los astronautas si no nos dijeran los astrólogos o los astrónomos cómo son las cosas? ¿Qué nos podemos encontrar allí, en el más allá? ¿O qué podemos hacer, o qué podríamos desarrollar nosotros, los que estamos allí, los que nos pisamos el suelo de la realidad de las cosas? ¿Qué sería de nosotros si no existieran los astrónomos y los astrólogos? pero ¿qué sería, qué sería de todos nosotros sin la tarea de los astronautas?”

Merece la pena escucharlo "de viva voz". No tiene desperdicio. Y yo no tengo palabras.

lunes, 14 de mayo de 2007

La vida en rosa

Aviso: "destripo" la película

No sé si se puede decir que “La vida en rosa” es una gran película. Quizás ni siquiera especialmente buena, pero a mí me gustó muchísimo.
Se echan de menos muchos episodios de la vida de Edith Piaf y muchos nombres, hombres y amantes y amigos de los que no se dice nada. También hay canciones que suenan sólo unos segundos que saben a poco y casi no aparecen músicos que hicieron el repertorio que Edith Piaf sabía elegir, seleccionar y cantar y vivir en un escenario.

Pero es que la película no trata de contar una biografía o una historia lineal. Tampoco de presentar una relación de temas, autores, músicos...
Creo que la película intenta transmitir la emoción de una vida única. La película, y por eso me gustó tanto, hace sentir lo que sentí desde el primer momento en el que oí hablar de Edith Piaf y oí cantar a Edith Piaf : amor y pasión sin límites y, sobre todo, envolviendo toda su vida y sus canciones, antes o después, una profunda tristeza llena de desgarro.

Me quedé para siempre atrapada con Edith Piaf al mismo tiempo que mi profesora de la Escuela de Idiomas renegaba de ella.
Nos decía: “No sabía estar sin un hombre, era celosa, posesiva y déspota y después se arrastraba, suplicando. Leed en “L'hymne à l'Amour” cuando dice “Je renierais ma patrie / Je renierais mes amis / Si tu me le demandais...”, o sea, que abandonaría su patria, renegaría de sus amigos si él se lo pidiese...y después añade que haría cualquier cosa si él se lo pidiese...por favor, por favor...¡cualquier cosa por un hombre! ¡qué horror!”
Pero después nos hacía leer, uno por uno y repetir y repetir: “Tant qu'l'amour inond'ra mes matins / Tant que mon corps frémira sous tes mains” (Mientras que el amor inunde mis mañanas / Mientras que mi cuerpo se estremezca entre tus manos...) . Y nos contaba que Edith Piaf estrenaba esta canción en Nueva York, y que esa misma noche el gran amor de su vida moría en un accidente de avión. La canción que Edith Piaf había escrito especialmente para él tiene una frase que dice “si un jour la vie t´arrache à moi”, si un día la vida te arranca de mi lado...

Antes de escuchar “Milord”, la canción que le escribió un Moustaki muy joven mientras era su amante, recuerdo que siempre decía mi profesora que no olvidáramos que el tal milord era un señor que iba de putas, o sea, un putero, añadía, con énfasis. Pero al sonar la canción nos hacía cerrar los ojos y la voz de Edith Piaf llegaba diciendo “Vos peines sur mon cœur / Et vos pieds sur une chaise /Je vous connais, Milord / Vous ne m'avez jamais vue /Je ne suis qu'une fille du port / Une ombre de la rue... “, cantaba que ella sólo era una chica del puerto, pero que el milord podía ponerse cómodo, apoyar los pies sobre una silla y dejarle sus penas en el corazón...y mi profesora leía con la ternura más triste del mundo “vos peines, sur mon coeur, vos peines sur mon coeur...” y nos explicaba la vida que Edith Piaf había vivido de niña en un burdel, enferma y abandonada por su madre.

Se ponía especialmente nerviosa cuando en “C´est l´amour” Edith Piaf le decía a un hombre que le daba sus lágrimas y lloraba para amarle mejor, que compraba con sus lágrimas el derecho de amarle (“J'ai donné, donné mes larmes / J'ai pleuré pour mieux t'aimer / J'ai payé de tant de larmes / Pour toujours le droit d'aimer...). Un día dijo mi profesora algo como: “ya se pone patética, ni caso...nunca hay que pagar con lágrimas...si un hombre te hace llorar, atención, vocabulario, apuntad: “salope” que significa “cerdo” o, tal y como yo lo digo, “cabrón”...”
Pero recuerdo que mientras volvíamos a escuchar la canción murmuró algo un compañero de clase. Ella se levantó, paró la música, abrió la puerta del aula indicándole que se fuese de clase y le dijo, por supuesto en francés, que mientras cantaba la más grande, mientras cantaba la Piaf, nadie abría la boca ni para respirar.

Hablaba de que Edith Piaf había estado marcada por el alcohol y las drogas, que la vida que siempre había llevado la había conducido a la enfermedad, a los quirófanos, a las clínicas de desintoxicación, a un intento de suicidio, a rozar la locura...y, sin embargo, nos recalcaba que nunca defraudó a su público y que lo más importante para ella, absolutamente por encima de todo, era la música.
Jacques Prévert le escribió “Cri du Coeur” y Edith Piaf habla de su voz, su voz que canta: “C'est la voix d'un chagrin tout neuf / La voix de l'amour mort ou vif / La voix d'un pauvre fugitif / La voix d'un noyé...” (Es la voz de una nueva pena / la voz del amor muerto o vivo / la voz de un pobre fugitivo / la voz de un ahogado...)

Esa voz cargada de sentimiento de la mujer que vivió la miseria y la grandeza; la gloria, la admiración de muchos y el pánico a estar sola. Tuvo mucho valor pero siempre acompañado del dolor y la enfermedad. Fue arrogante pero sintió muchas veces miedo. Amó a grandes amores y a amores miserables que acabaron mal. Vivió intensamente la vida y vivió la muerte.
Y al final dijo eso de que no se arrepentía de nada. Aunque estaba ya muy enferma su voz seguía siendo tan poderosa como siempre, y como una rúbrica, firmando lo que había sido su vida, una vida que fue de todos los colores menos rosa, cantó:
“Non ! Rien de rien
Non ! Je ne regrette rien
Ni le bien qu'on m'a fait
Ni le mal tout ça m'est bien égal !
Non ! Rien de rien
Non ! Je ne regrette rien...”

Escucho a Edith Piaf y recuerdo a mi profesora...

lunes, 23 de abril de 2007

Que Tengas Suertecita

El video se oye mal y se ve peor... pero el mensaje, el deseo, están claros...

"Que tengas suertecita,
que te conceda la vida, cada día, lo que mereces.
Que no te falte de nada, que no te de la espalda, la esperanza.
Que encuentres el buen camino, que sea el tuyo y no el mío
y si es el mismo, enséñamelo.

Que no hagas caso de aduladores,
que no te fíes de los vencedores,
ganando competiciones, elecciones y popularidad.

Que tengas suertecita. Que tengas suertecita.

Que no te falte capacidad,
para discernir el más acá del confuso más allá,
que es realidad aparte.
Que no pierdas más el tiempo, que ser el rico del cementerio,
no es buen invento y es peor epitafio.
Que no te falte esa canción, que repare tu corazón,
en el momento peor, que hayas conocido.

Que tengas suertecita. Que tengas suertecita.
Que tengas suertecita. Que tengas suertecita.
Que tengas suertecita. Que tengas suertecita.
Que tengas suertecita. Que tengas suertecita."

“Que Tengas Suertecita”
Enrique Bunbury

sábado, 14 de abril de 2007

Hoy, 14 de Abril


Al leer el último post de Caronte se me ha ocurrido que:

con más romanticismo que carga política, con más nostalgia que sentido práctico, y con el recuerdo para todos aquellos que, pagando incluso con su vida, lucharon por ella, hoy, 14 de Abril: ¡salud y República!

viernes, 13 de abril de 2007

Юрий Алексеевич Гагарин


Hoy, 12 de Abril, se celebra en Rusia el “Día de la Cosmonaútica”.
Y es que tal día como hoy del año 1961, un hombre de tan solo 27 años, Yuri Alekséievich Gagarin, en ruso Юрий Алексеевич Гагарин, se convirtió en el primer hombre en viajar al espacio.
Lo hizo en la cápsula “Vostok I”. Había sido creada por el ingeniero y diseñador espacial Serguéi Koroliov con la ayuda de otros personajes como Ivanovski o Semion Kosberg y Alexei Mijailovich Isaiev que fueron los responsables de los motores que habrían de propulsar a la máquina y al hombre al espacio exterior, los motores que llevarían a Yuri Gagarin a ese lugar del cosmos en el que nadie antes había estado.
La “Vostok” era una esfera de 2,3 metros de diámetro, pesaba escasamente 2500 Kg y estaba unida a un espacio cilíndrico del mismo peso en el que se alojaban los sistemas necesarios para su funcionamiento. Fue lanzada desde el cosmódromo de Baikonur a las 09:07 de la mañana, en un especial día de primavera con el cielo despejado y azul y, a una velocidad de 28000 km/h, dio la vuelta a la órbita de la Tierra. Después de 1 hora y 48 minutos, con apogeo de 327 kilómetros y perigeo de 175, faltaba por realizar la parte más peligrosa de la misión: la “Vostok I” y su tripulante debían emprender el camino de regreso a casa.
Yuri Gagarin abandonó la cápsula y saltó a 7000 metros de altura sobre Siberia. Había sufrido la ingravidez, había sentido una fuerza de valor hasta diez veces su propio peso y la reentrada en la atmósfera había hecho que la “Vostok I” alcanzase temperaturas de 1000 grados Centígrados. Yuri Gagarin había viajado nada más y nada menos que por el cosmos y había llegado, sano y salvo, de vuelta a la Tierra.

Había nacido en Gjastak, el 9 de Marzo de 1934, en una familia humilde en la que el padre trabajaba como carpintero.
No medía más de 1,62 metros de altura y no llegaba a pesar 69 kilos, sin embargo su preparación física era excepcional y poseía una extraordinaria capacidad mental capaz de superar momentos y situaciones de gran dificultad y tensión. A estas características unía un caracter abierto y jovial, su simpatía arrolladora y la sonrisa que acompañaba a unos increíbles e intensos ojos azules.
A la vuelta de su viaje espacial Yuri Gagarin recibió todo tipo de honores por parte de las autoridades y del pueblo de la antigua Unión Soviética. También fue reconocida su hazaña en otros países a los que viajó y de los que recibió felicitaciones y homenajes. Se hicieron películas y se escribieron libros sobre él y su aventura, se inauguraron calles y plazas con su nombre, los niños estudiaban su vida en las escuelas, visitaba los muchos lugares desde los que se le reclamaba y hablaba de su vuelta a la Tierra dentro de su cápsula, representaba con orgullo a su país,...era un héroe.

Pero nunca más volvió a viajar al espacio. Las autoridades rusas no le dejaron. Pensaban que el riesgo era muy alto y que no podían permitirse perder una figura tan emblemática, tan querida por el pueblo. Incluso le retiraron su licencia de piloto.
Una vez recuperada esa licencia, varios años más tarde, Yuri Gagarin pilotaba junto con un instructor un MIG-15. Realizaba un vuelo rutinario y sin saber el motivo el MIG se estrelló a 150 Km al oeste de Moscú hundiéndose seis metros en el suelo y muriendo el instructor, Vladimir Sirioguin, y él mismo. Era el día 27 de Marzo de 1968 y Yuri Gagarin tenía, tan sólo, 34 años. Parece ser que el vuelo de otro avión causó extrañas turbulencias difíciles de superar por el MIG y que las condiciones climatológicas, bastante adversas, hicieron el resto.

Otras versiones dicen que Yuri Gagarin no llegó a morir pero que el estado en el que consiguió sobrevivir era tan terrible que las autoridades decidieron ocultarlo al pueblo. También se ha contado que todo fue una trampa y que en realidad se había vuelto “incómodo” para los altos poderes y que éstos lo asesinaron. Incluso alguién escribió que nunca llegó a superar el no poder volver al espacio y que eso le llevó a una inestabilidad mental importante que debía esconderse. Se llegó a decir que bebía, que bebía mucho y que esa fue la causa del terrible accidente.

Supe de Yuri Gagarin al abrir mi libro de “Ciencias Naturales” de 4º de EGB y ver una foto suya. Cuando leí su historia pensé que era el hombre más valiente del mundo y, desde luego, el más guapo. Siempre que cogía el libro buscaba la foto y pensaba cómo sería volar, viajar al espacio, ver la Tierra desde el cosmos, y miraba y volvía a mirar su cara y sus ojos azules.
Así que no puedo creer ninguna versión extraña sobre su muerte. Valga por esta vez no buscar más y saber que Yuri Gagarin, un 12 de Abril de 1961, viajó con la “Vostok I” tanto y tan rápido que consiguió acercarse a las estrellas y valga creer que, unos años mas tarde, desde un MIG-15, simplemente, volvía a ellas.

Debajo de la foto que tantas y tantas veces yo miraba de pequeña, ponía: “Yuri Gagarin, el primer cosmonauta de la historia”.

miércoles, 4 de abril de 2007

Viajar

"El Gótico" (Burgos, Abril 2005)
Hoy martes, 3 de abril, de madrugada, con la maleta lista para viajar mañana, se me ocurre que:
Uno:
Deberíamos, siempre que pudiéramos, subir en un avión y marchar lejos y tener presente que hay mundos y gentes a muchos kilómetros que merece la pena conocer.
Dos:
O conducir el coche sólo media hora desde la ciudad hasta los dos pueblos más cercanos que encontremos pensando que habrá alguién, en un lugar remoto, con el deseo de viajar al lugar dónde nosotros acabamos de llegar.
Tres:
La mínima muestra de educación sería aprender a decir “buenos días”, “gracias”, “por favor”, “adiós”,...en el idioma que corresponda. Sí, la persona que sabe inglés no sabe francés o al revés, lo normal es no saber bien ninguno de los dos idiomas, el turco es difícil y el cirílico de los rusos un alfabeto imposible...en cualquier caso, deberíamos hacer el esfuerzo.
Cuatro:
Al estar paseando por una calle de un casco antiguo, observando un cuadro pintado por ejemplo por Caravaggio, mirando una plaza típica de cualquier lugar,...convendría pensar en el momento único que estamos viviendo. E imaginar cuántos y cuántos otros, antes que nosotros, habrán disfrutado, quizás hace siglos, de esa misma calle, esa plaza, de ese cuadro...
Cinco:
Se impone en algunos lugares renunciar a las ensaladas y beber agua embotellada, pero eso no debería impedirnos estar abiertos a nuevos sabores, nuevos olores en las cocinas, y probar y disfrutar comidas que habitualmente no comemos, y beber nuevos licores.
Seis:
Sería bueno recordar a Kavafis cuando dice
“Detente en los mercados fenicios
para comprar finos objetos:
madreperla y coral, ámbar y ébano,
sensuales perfumes, -tantos como puedas-...”
y comprar regalos, simples detalles que sean la muestra de que, a muchos kilómetros, durante unos instantes, pensamos en alguién.
Siete:
Por lejos o cerca que uno vaya debe siempre, siempre, volver. Siempre.
Ocho:
Se podrían pasar ratos muy divertidos y muy interesantes (y no sólo es deformación profesional) si se hiciera una visita, en todas las ciudades en las que se pudiese, a los museos de Ciencia y Tecnología. Y uno podría encontrarse con Galileo, von Braun, Lindbergh, los hermanos Wright o los Lumière, Volta, Edison...
Nueve:
Sería necesario, cuando se está en un aeropuerto pasando por controles, registros, escáners...no pensar en lo esclavos que somos por la necesidad de seguridad y repetir, pensando en Machado y en Soria: “caminante no hay camino...se hace camino al andar...”
Diez:
En este país de nacionalismos y nacionalistas, los de la “gran patria” y los de las “otras patrias” más pequeñas o medianas o lo que sean, podríamos agarrarnos ilusamente a la idea que una vez alguién expresó, la idea tan sencilla como imposible de que el nacionalismo se cura viajando.
Once:
Y sobre todo, por encima de todo, ocuparse de lo esencial, de lo imprescindible, dar importancia a lo que más la tiene y leer uno de los poemas de Gil de Biedma. Ese titulado “Compañeros de Viaje”.


"Madrid en ruso" (Aeropuerto de Domododevo, Moscú, Agosto 2006)

viernes, 23 de marzo de 2007

AB, CD, EF, GH,...

Las primeras agendas electrónicas o las modernas PDA, una sencilla excel o una elaborada base de datos, la agenda “virtual” del teléfono fijo o la SIM del móvil; ninguna ha eliminado a la clásica agenda. Es más, los sistemas modernos utilizados se renuevan continuamente y de ellos aparecen y desaparecen con rapidez nombres, números, direcciones,... y, sin embargo, la agenda de toda la vida, la de papel y tapas duras, la de escribir a mano y tachar y volver a apuntar y reescribir, destinada sólo para lo personal, sigue ahí y dura más y más años y se renueva menos.

Cuando llega el momento en el que esa agenda que quizás nos ha acompañado durante cuatro o cinco años se cambia por una nueva, comenzamos con la emoción de estrenar, como cuando de pequeños escribíamos en un cuaderno nuevo un rótulo que anunciaba: “2ª Evaluación”. Ese momento empieza con el olor del papel nuevo y con la ilusión de escribir a mano, algo, tan, tan raro en los tiempos que corren. Definitivamente, agradables sensaciones.

Se van escribiendo los nombres de los amigos de siempre. Estaban ahí en la agenda anterior, estan en ésta, se vuelven a copiar en la próxima. Y lo que es, probablemente, una de las cosas más importantes de la vida, la confirmación de quién permanece, se convierte en un acto de escritura sin más, en algo mecánico, asumido.

Pero en seguida aparece el primer golpe de melancolía: escribir una dirección lejana hace pensar en ese “tan cerca/tan lejos” tan difícil de llevar a veces, en los kilómetros que siguen siendo muchos a pesar de las rápidas autovías, del messenger o de los aviones.

Y después aparece el segundo. Este segundo golpe es directamente de tristeza, de esa dura y profunda tristeza que encoge el estómago al leer el nombre de alguién que murió hace tres años o hace tres meses. Y se toma la decisión, en un intento de ignorar lo inevitable, con un gesto tan rebelde como inútil, de volver a escribir en la nueva agenda ese nombre. Siempre.

Peor es lo contrario: decidir que un teléfono, unas señas, escritas desde hace tiempo, no van a formar parte de la recién estrenada agenda.
Puede que sean datos de personas que no han sido demasiado importantes, gente de paso con la que el contacto duró poco.
Quizás se trate de amistades en su momento valiosas pero débiles ante los cambios de escenario y ante el paso del tiempo.
O ese teléfono que definitivamente no va a volver a ser escrito ni marcado ni memorizado, es de alguién a quien quisimos mucho, alguien que salió de nuestra vida mientras pensábamos en esa canción que decía “se nos rompió el amor de tanto usarlo...”
¿Qué será de todos ellos?, ¿en cuál de todas esas direcciones que tenemos estarán ahora?, ¿qué móviles, qué calles, qué ciudades estarán ellos apuntando en sus agendas?

Pero lo peor, lo más desolador, es encontrarse de repente con un nombre apuntado en la agenda pero borrado totalmente de nuestra memoria. En su momento ese nombre, ese amigo o conocido, sería lo suficientemente importante como para formar parte no de la agenda de trabajo ni de otras cuestiones, sino de la agenda personal, la de la gente casi siempre elegida por afinidad, por gusto o simple amistad. Y, sin embargo, ahora nos es imposible reconocerlo, ponerle cara, datos, recordar un momento, aunque sólo sea uno, vivido con él.
¿Cómo puede ocurrir? Si además se hace de las relaciones con los demás los cimientos de lo que quiere ser uno mismo, ¿cómo es posible que haya personas que aparentemente no dejen ninguna huella en nosotros?. Y este desconocimiento ¿será mutuo?, ¿qué parte de nuestra persona quedó en ellos?, ¿y ellos, qué nos dejaron?, ¿algo que no reconocemos?, ¿o nada, quizás?.

En el perfil de su blog, senses&nonsenses, dice:
“Somos los libros que hemos leído, las películas que hemos visto, las canciones que amamos. Somos nuestros amigos, nuestros maestros...” Estoy de acuerdo. Somos en parte aquellas personas que hemos conocido, que hemos tratado. Y aún sin quererlo, a algunas de esas personas, las olvidamos. Puede que también olvidemos, un poco, a veces, lo que somos.

lunes, 12 de marzo de 2007

ÉL, la pintora, el dibujante y una escritora

“La escritora” (entre muchas comillas) soy yo, y lo que aquí se lee, el pobre resultado de mi escritura. Tan lejos están estos posts de ser lo que a mí me gustaría que fuesen, que ha podido más la vergüenza que el ego y sólo una persona, ÉL (con mayúsculas), sabía de la existencia de este blog. Nadie más.

Hasta hoy. Yo le dije a ÉL: “no le cuentes a nadie que escribo un blog” . Y ÉL ha dicho hoy: “Cristina escribe un blog”. Todavía no sé qué parte del mensaje no le quedó clara, el hecho irrefutable es que, desde esta tarde, dos personas más conocen lo que torpemente escribo. Esas dos personas son la pintora y “el dibujante”.

La pintora (sin comillas) es genial y pinta cosas preciosas. Hace ya unos cuantos años me regaló su primer óleo. A ese siguieron otros, más y mejores; pero, para mí, el que me regaló, el que aquí pongo fotografiado, siempre será mi preferido.

Y “el dibujante” (con unas cuantas comillas) es mi hermano. El nombre de mi blog le ha permitido dar rienda suelta al sentido del humor y a la ironía que le caracteriza, es decir, reírse de su hermana que soy yo y de mis ocurrencias. Ha tomado al asalto una servilleta del bar en el que estábamos y, entre cachondeos por su parte y protestas por la mía, ha hecho la muy elaborada ilustración que sigue.

Vaya para ellos tres: la pintora, “el dibujante” y “ ÉL”, desde este blog, todo mi amor.

Y, por supuesto, para los que de vez en cuando leéis algo de lo que escribo, para los que leéis, incluso, con paciencia, tonterías como ésta.
Como dice en la servilleta, “gracias por su visita”.
Como dice Bunbury en su canción, “astronauta soy, en órbita lunar...”

viernes, 2 de marzo de 2007

Uno sólo conserva...


"Despegando" (Aeropuerto de Newark, Julio 2004)

Tiene dieciocho años y ganas de no pararse ni un solo día, ni un minuto. Tiene un grupo en el que toca el bajo y con el que hace música fuerte, directa y potente. Es estudiante y tiene inteligencia suficiente para, aún estudiando más bien poco, llevar bien el curso; de hecho tiene posibilidades de conseguir una beca y está deseando que se la concedan para marcharse a estudiar fuera. Y es que también tiene muchas ganas de aprender de verdad idiomas, de ver cómo son las cosas en otro país, de conocer y tratar a otras gentes. Tiene prisa y, mientras llega o no el “erasmus”, piensa en este verano y en hacer un viaje con algunos amigos en plan mochilero por Alemania y pasar muchas, muchas juergas. Tiene en mente ir a Londres y ver conciertos. Y tiene ganas de acabar de estudiar y ponerse a currar y tener algo de dinero y poder independizarse. Tiene ganas de apañárselas él sólo.

Y también tiene, desde hace casi un año, una novia.
Al principio no eran las cosas así, ella no era así, le gustó mucho precisamente porque no era así, o eso creyó él, pero ahora sí que es, es de ese tipo de chica que no quiere que su novio vaya a ningún sitio sin ella, mucho menos un año fuera de España, de “erasmus”. Ella no quiere que él piense en juergas o en conciertos. No quiere que unos días de verano los pase de viaje con los amigos. Y si se trata de chicas, ella no quiere que él las tenga cerca; ni como amigas, ni como compañeras, ni como nada. No quiere que piense ni en independizarse, ni en vivir sólo, ni en compartir piso con otros que no sean ella.

Me cuenta que ni puede ni quiere vivir bajo control. Nunca. Mucho menos a los dieciocho años.
Y mientras me pregunta si hace mal en querer romper y se pregunta cómo hacerlo con cuidado, recibe siete llamadas en el móvil. Es ella que quiere saber cada diez minutos dónde está, qué hace, con quién...
Le digo que no, que no hace mal. Y aunque le gustan grupos como “Machine Head” o los “Korn”, le recuerdo un poco de una canción preciosa de Jorge Drexler, esas palabras de la canción “Mi guitarra y vos” que dicen que “uno sólo conserva lo que no amarra” ...

sábado, 10 de febrero de 2007

Orhan Pamuk


Cuando se llega a Estambul, Estambul sorprende. Unas horas después, engancha.
A muchos les ocurre. A mí también me pasó.

Puede que a uno le gusten las anchas avenidas, limpias, luminosas...da igual, se disfrutan las irregulares y sucias y animadas calles de, por ejemplo, la vieja ciudad alrededor de Süleymaniye.
Quizás uno está apartado de la religión, de todas, mucho más de la musulmana; aún así, caminar descalzo por las enormes alfombras de las Mezquitas hace sentir sosiego, paz y belleza.
Se puede tener pasión por los grandes palacios europeos y pasar horas y horas en Topkapi imaginando cómo vivieron los sultanes y después cambiar paseando por el barrio medio en ruinas de pescadores de Kumkapi y aprender que las gentes más humildes no dejan de tener un punto de alegría.
Alguién puede esperar coherencia, pero ésta es una ciudad de contrastes, y por ejemplo la avenida que rodea la parte más auténtica de la antigua ciudad es casi futurista y además tiene el nombre menos estambulí posible: Avenida Kennedy.
Se sufren en las grandes ciudades el tráfico y los transportes públicos, sin embargo, en Estambul, el caos continuo de coches, autobuses, modernos tranvías, se compensa con la maravilla de coger otro tranvía, el antiguo y bien conservado que sube desde Gálata hasta Taksim recorriendo una calle llena de bares, pastelerías elegantísimas, restaurantes de todo tipo, tiendas de moda y lujo y llegando a la plaza más moderna y cosmopolita de Estambul.
Y cuando uno está casi desbordado de sensaciones, pensamientos... entonces hay que emocionarse un poco más, hay que ir desde Eminönü hasta, por ejemplo, Anadolu Kavagi, hay que notar el contraste entre la parte europea y la parte asiática de la ciudad, hay que recorrer lo que más aman los estambulíes: hay que sentir y vivir el Bósforo.

Y para entender un poco lo que es el Bósforo nada mejor que leer el libro “Estambul” de Orhan Pamuk. Cuando apareció en las librerías supe que el libro iba a gustarme y mucho. Y no porque lo escribiese un Premio Nobel, sino porque nada podía disgustarme si hablaba de Estambul. Y menos si lo escribía alguien que ha nacido y vivido y querido tanto a su ciudad como Pamuk y que con sus libros y su persona defiende y pide para su tierra aires de libertad.
Muchos en su país lo quieren y lo apoyan por ello, por esa libertad ante el pensamiento y ante la vida que mantiene, pero otros, una minoría radical, persiguen, literalmente, matarle. Por eso la semana pasada se vio obligado a abandonar su barrio, sus gentes, la casa familiar en la que ya vivían sus abuelos y ahora vivía él. La semana pasada comenzó su exilio y abandonó su ciudad.
Leo las muchas palabras que escribe sobre el Bósforo. Siente el Bósforo con pasión y al leerle yo siento las muchas sensaciones que me llegaron cuando lo recorrí.
Recuerdo que después de vivir la ciudad y sus gentes, cuando llegó el momento de marcharme, camino del aeropuerto, me di cuenta de que siempre recordaría con gusto y cariño Estambul y, especialmente, el viaje por el Bósforo.

Hoy, ahora, imagino la desolación y la pena de Orhan Pamuk ante la injusticia de tener que abandonar el Estambul que tanto ama. Pienso en la tristeza enorme que debe de sentir al dejar de ver el azul, el intenso y hermoso color azul del Bósforo.



Fotos del Bósforo (Estambul, Abril 2006)

martes, 30 de enero de 2007

Horas de Rock&Roll

El pasado viernes por la noche un concierto llenó de música la “Multiusos”. Guille Martín murió hace unos meses y el concierto quería ser un homenaje para él. Fue un guitarrista que tocó con muy buenos grupos y músicos de este país y muchos de ellos, el viernes, estuvieron aquí.
Parecía estar el evento bien organizado, técnicamente todo salía perfecto y en el escenario, grupo tras grupo, se hacía música. Y dentro de la fuerza y la determinación del rock and roll, unas palabras, apenas una frase que algún colega y amigo decía antes de comenzar a tocar recordando a Guille Martín, ponían, durante un instante, un punto de tristeza.
Amaral cantaba “...no quedan días de verano, el viento se los llevó y un cielo de nubes negras cubría el último adiós. Y fue sentir de repente tu ausencia...”

Muchas letras de muchas canciones se pueden acoplar a cualquier momento, sensación, a cualquier circunstancia. El viernes por la noche era inevitable no hacerlo.

A la salida el frío había llegado, por fin, a la ciudad. El viento, fuerte y helado, interfería con la música y sus muchos vatios de potencia zumbando todavía en los oídos, y los cuatro grados bajo cero contrastaban con el calor que, tanto en sentido literal como figurado, mucha gente había hecho posible dentro de la sala.
Intentando mantener las sensaciones del concierto pensaba en lo terrible que es morir joven y en que la alternativa a morir joven es morir viejo. Duro, muy duro, también.

En mi cabeza sonaba la poderosa voz de Bunbury cantando “...si todo lo que nace, perece del mismo modo...” y con la tristeza definitiva que produce el hecho de que las cosas sobrevivan a las personas, imaginé una casa y una habitación. Una habitación en la que se guardaban púas, amplis, los pedales, cuerdas de acero, guitarras eléctricas...
Una habitación, supongo, cerrada.



"The Guitar Center" (Queens, New York, Julio 2004)

sábado, 20 de enero de 2007

Viernes por la noche

"Luces" (Zaragoza, Julio 2004)

Hay viernes que a las once y media de la noche se coge el coche y se sale por ahí: a cenar, al cine, o simplemente de juerga por los bares de la ciudad. Y otros viernes, esos en los que vivir se ha hecho un poquito más difícil, a las once y media de la noche se coge el autobús para, después de todo el día por el mundo, volver a casa.

Hoy ha sido uno de esos viernes, y el trayecto desde las afueras ha comenzado, quizás por acompañar a mi ánimo, a oscuras. La parte norte de la ciudad ha sufrido un apagón y sólo los focos de los coches iluminaban las calles. Ni farolas, ni neones o carteles, tampoco el rojo-amarillo-verde de los semáforos, ni escaparates ni anuncios, ni las pequeñas luces que salen de cada ventana de cada casa. La policía, con balizas luminosas, intentaba poner orden en medio del caos. La gente seguía caminando por las aceras convertida en sombras, y desde el bus, mientras me preguntaba qué transformador o que subestación habría fallado, pensaba en lo complejo y frágil de este mundo que hemos creado. Quizás parecido a las personas.

Casi una hora después, al llegar a mi parada y ya con todas las luces iluminando la ciudad me pongo a caminar como de costumbre entre el bullicio propio de un viernes por la noche y todo, excepto yo misma, parecía estar bien. Cincuenta metros más adelante, un señor algo mayor, terriblemente borracho, tendido en la acera, pide ayuda. Mientras venía la ambulancia y un camarero de un bar cercano le daba un poco de agua yo observaba con tristeza su aspecto descuidado, sus zapatos casi fuera de los pies, sus calcetines viejos...pienso en que tendrá menos edad de la que aparenta, pienso en si habrá bebido mucho o será de esos alcohólicos que ya con un sólo vaso de vino están vencidos. Lleva barba canosa de varios días y pelo, también canoso, que intenta peinarse con una mano tan sucia como temblorosa. Y pasando del análisis racional de la escena, y metiéndome en sus ojos tristemente perdidos, me he preguntado si fue la vida la que le abandonó o fue él el que, poco a poco, quizás sin saberlo, se apartó de la vida.

Cuando me voy alejando, de pronto, un soplo de aire nuevo me llega, huelo a hierba fresca y siento esa maravillosa sensación que todos los años, una noche allá por marzo o abril acude y anuncia la primavera. Pero no es marzo: es enero, y lo que debería ser una noche helada por estas latitudes con temperaturas bajo cero, es una velada con doce grados en la que sobran los abrigos y acompaña un agradable buen tiempo. El cambio climático engaña a los sentidos, pero no puede engañar a la mente: no cuadra, no debería ser, y el encanto y la paz que por unos segundos han estado en el ambiente, se rompen. Definitivamente esta es una noche extraña.

O quizás no sea la noche y sea yo que no dejo de pensar en el hospital en el que he pasado la tarde. Allí está una persona que conocí cuando yo tenía siete años. Siempre fue acogedor y simpático. Y elegante: a mi hermano y a mí nos hacía gracia que todo el tiempo llevase corbata. Entonces, y durante muchos años, me pareció alto y fuerte. Realmente lo ha sido hasta hace muy poco.
Ahora, esta noche, mientras escribo ésto, intenta, con el poco aliento que le queda, seguir viviendo.

viernes, 5 de enero de 2007

NOCHE DE REYES (MAGOS)

Dicen por ahí que los Reyes son los padres. Ni caso. Si se trata de aguarme la fiesta, no lo van a conseguir. Dejaré en la terraza mi zapato, maíz para los camellos y dulces para Melchor, Gaspar y Baltasar. Como cuando era una niña (allá por los años setenta....uauuuuuu). Y mañana habrá regalos.
Porque, sí, vale, claro, he leído por ejemplo a Henry Miller, pero hoy, como hace tres y hace diez y hace quince años, uno de mis libros preferidos sigue siendo "El Principito".

Ah...y si me traen carbón, que sea dulce, que está para chuparse los dedos.


 
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