miércoles, 21 de enero de 2009

Barack Hussein Obama

Ojalá pueda.

Sé que me despertaré. Pronto, quizás, pero de momento, quiero seguir soñando.

Ojalá pueda con todo lo que se propone, con todo lo que hasta ahora ha contado al mundo.

Y con lo que no ha acabado de contar... con el terrible conflicto en Gaza, con la pena de muerte, incluso...

Ojalá pueda.



It was a creed written into the founding documents that declared the destiny of a nation.

Yes we can.

It was whispered by slaves and abolitionists as they blazed a trail toward freedom.

Yes we can.

It was sung by immigrants as they struck out from distant shores and pioneers who pushed westward against an unforgiving wilderness.

Yes we can.

It was the call of workers who organized; women who reached for the ballots; a President who chose the moon as our new frontier; and a King who took us to the mountaintop and pointed the way to the Promised Land.

Yes we can to justice and equality.

Yes we can to opportunity and prosperity.

Yes we can heal this nation.

Yes we can repair this world.

Yes we can.

We know the battle ahead will be long, but always remember that no matter what obstacles stand in our way, nothing can stand in the way of the power of millions of voices calling for change.

We have been told we cannot do this by a chorus of cynics...they will only grow louder and more dissonant ........... We've been asked to pause for a reality check. We've been warned against offering the people of this nation false hope.

But in the unlikely story that is America, there has never been anything false about hope.

Now the hopes of the little girl who goes to a crumbling school in Dillon are the same as the dreams of the boy who learns on the streets of LA; we will remember that there is something happening in America; that we are not as divided as our politics suggests; that we are one people; we are one nation; and together, we will begin the next great chapter in the American story with three words that will ring from coast to coast; from sea to shining sea --

Yes. We. Can.

martes, 13 de enero de 2009

Cincuenta

Pensaba estos días en el aniversario de la Revolución Cubana, en sus ya cincuenta años de luces y tremendas sombras, pero en seguida sentía “otros cincuenta”, los cincuenta grados Centígrados de diferencia entre las temperaturas extremas de este verano en La Habana, y los casi diez bajo cero alcanzados últimamente por aquí.

Porque hace mucho frío, desde hace muchos días.
El viento intenso anunció ya hace varias semanas lo que se avecinaba. Se calmó y dejó paso a ambientes gélidos llenos de nieblas. Por la noche sólo se alcanzaba a ver el reflejo de los semáforos.
Nevó hace unos días. No tanto como la última vez, pero lo suficiente para bajar a la calle y tocar la nieve. Lo suficiente como para horas después saber que la nieve deja paso al hielo y que es imposible caminar, conducir, ir, volver.
Gerseys y chaquetas y bufandas. Botas y guantes. Y la sensación de que el aliento se congela y los huesos se encogen.

Y pensaba en Cuba. Y cuesta recordar ahora las sensaciones cálidas de aquellas tierras. No es que sea necesario ir tan lejos para sufrir el verano. Por aquí siempre hay días de cuarenta grados y semanas por encima de los treinta y cinco, pero no hay mar.
Nada es comparable con el impacto que se recibe cuando del aeropuerto “José Martí”, con un buen aire acondicionado, se sale al exterior y de repente todo el calor de Agosto cae encima, de golpe. Es un calor unido a una humedad pesada, densa, una humedad que envuelve y se mete en la piel provocando un agobio que ahoga. La ropa se pega al cuerpo, se notan los labios salados y cuesta respirar.

Qué diferente ese mes del Diciembre recién pasado o de este Enero.
Resulta muy curioso cómo el clima lo condiciona casi todo.
Qué cambio de los cafés y chocolates calientes al agua helada, los mojitos, la “cachánchara” de Trinidad o los carísimos daiquiris del “Floridita”. Qué distinto es buscar la hora de llegar a casa y envolverte en una manta en el sofá, a pasear por el “Malecón” cuando atardece.
Qué distintas las ropas, las comidas, las músicas, incluso,... las sensaciones.


Y qué distintos los colores.
Porque frente a los azules pálidos, mates, de estos días, frente a los fríos grises y al blanco, vienen a mi pensamiento los verdes intensos de la región de Matanzas, y más verdes, todas las tonalidades de verdes de los “Ingenios”, los rojos y rosas y amarillos de las casas de Cienfuegos, los azules intensos del cielo convertidos, cerca del puerto de Casilda, en un morado espectacular confundido en el mar, los vivos colores de las ropas en cualquier lugar de la isla.
Y todos, todos los colores, en la vida de la capital. Colores en sus calles, en los clásicos coches, en las músicas, en los impresionantes edificios recuperados y en las bellísimas casas tristemente en ruinas.
Hoy, desde aquí, en esta noche fría de Enero, recuerdo el calor y recuerdo los colores de la isla y especialmente todos los colores en las gentes y en cada rincón de la fascinante ciudad de La Habana.


La foto de la nieve la hizo mi hermano cerca de casa en la anterior nevada.
Las fotos de Cuba las tomé este verano.

martes, 6 de enero de 2009

Los Reyes Magos

Los Reyes Magos no existen.
Los Reyes son los padres.
Sí, así es. Y no sé por qué ha de ser una mala noticia.

Los Reyes son los padres. Y son los abuelos. Son los colegas y los compañeros. Son los novios, amantes, novias, los tíos y los primos, los maridos. Los Reyes son los amigos invisibles y los amigos del alma. Son los hermanos.

Y son ellos los que, igual que si existiesen los Reyes Magos, hacen posible, cada 6 de Enero, la Magia.

 
Directorio Web