Bosnia-Herzegovina
Radovan Karadzic ha sido arrestado en Belgrado.
El que fuera calificado como uno de los autores de la terrible “limpieza étnica” durante la guerra de los Balcanes, tendrá que rendir cuentas, por fin, ante el Tribunal Penal Internacional.
Justo hace un año tuve la oportunidad de viajar a la antigua Yugoslavia.
Es maravilloso recorrer la costa Dálmata con sus cientos de islas, sus ciudades costeras llenas de música, el color del Adriático, la luz del verano en los pinos, los robles, los olivos... Es una delicia en ese ambiente leer de historias del antiguo Ducado de Venecia, de la República de Ragusa, y trasladarse al siglo XV, XVI...
Cuesta imaginar la historia terrible más reciente.
Paseando por Dubrovnik, comiendo pescado fresco en uno de los muchos restaurantes del puerto, viendo la animación de las calles desde una agradable terraza..., parece increíble que hace muy poco, en 1991, esa ciudad relajada y feliz fuese una ciudad asediada, bombardeada, incendiada.
Al llegar a Montenegro se sigue respirando ese saber vivir tan típico del Mediterráneo, y la costa se mezcla con ciudades llenas de palacios renacentistas, iglesias ortodoxas, calles empedradas llenas de flores y, muy cerca del mar, altas montañas. Es difícil ver en esas montañas a los que huían de la Guerra, tal y como mostraba la televisión hace tan sólo unos años.
Sí, cuesta en lugares idílicos imaginar el miedo, las bombas, los campos de concentración. Cuesta...hasta que se llega a Bosnia.
En Bosnia no hay turismo, no hay costas, no hay islas. En Bosnia no hay un sentimiento de nación como en Croacia. No hay una unión entre sus ciudadanos como en Eslovenia. Tampoco hay en Bosnia tantas ayudas internacionales para reconstruir lo atacado en la Guerra como, por ejemplo, hubo en Dubrovnik.
No, en Bosnia se ve todavía lo que pasó. Se ven los agujeros de los disparos en los edificios y es patente la tensión y la desconfianza entre sus gentes. Porque no se trata de tener como enemigo por siempre al del país de al lado, como ocurre en el resto de la antigua Yugoslavia. Se trata de que el enemigo vive en la calle de enfrente, en el piso de arriba. El que fue enemigo durante la Guerra sigue siéndolo y estando ahí, en lo cotidiano de cada día.
Lo que pasó fue terrible para todos, bosnios, croatas, serbios, montenegrinos..., Además es de justicia tener en cuenta que los que hiceron de verdugos, años atrás, en otros terribles conflictos, fueron las víctimas.
Aún así, en el horror de los Balcanes, fue Bosnia el territorio que más padeció la Guerra, fue allí donde la Guerra tuvo más carácter de Guerra Civil que en ningún otro sitio, y fueron los bosnios musulmanes los que más sufrieron los asedios, los campos, las persecuciones y las matanzas.
Y ahora, la mala situación económica, las diferencias no resueltas entre razas, orígenes y religiones, el cerrar en falso una herida de siglos, el abandono de la comunidad internacional..., no hacen más que mantener lo de siempre, el odio.
Ójala el arresto de Radovan Karadzic sea el principio de la verdadera paz. Ójala...
Bosnia-Herzegovina
Fotos tomadas en el verano de 2007