El alcalde de Sevilla
Uno: Me parece fatal
Me parece fatal que en algunos “círculos” no saberse el nombre de todos los hijos de los Reyes Católicos suponga una laguna imperdonable y en cambio dé lo mismo no conocer a Edison, por ejemplo; o que no haber leído “El Quijote” sea un crimen (que lo es) pero que no le importe a nadie qué dice la 2ª Ley de Newton (no una ley de un mindundi cualquiera, no, la 2ª Ley de Sir Isaac Newton).
Dos: Me mosquea mucho
Vale, bien, admitamos que todos hablamos a veces de cosas de las que sabemos poco, pero hay quien no tiene ningún sentido de la medida y suele hablar y hablar mucho de cosas de las que no sabe nada de nada.
Esto me mosquea mucho porque pasa, especialmente, con temas relacionados con la Medicina (me aplicaré mi propia receta, nunca mejor dicho, y no diré nada de algo que conozco sólo a través de “House”), pasa con cuestiones de Ciencia en general, y pasa con todo aquello relacionado con la Técnica y la Tecnología.
Recomiendo un blog genial, “Malaciencia”, escrito por Alf, que nos dice que se ocupa de “Disparates, barbaridades y patadas a la Ciencia en noticias, películas o incluso en el saber general”. Se pueden aprender muchas cosas leyéndolo. Y tranquilos “los de Letras”: Alf consigue explicar todo tipo de curiosidades con datos y detalles, con rigor y, al mismo tiempo, de forma sencilla y divertida.
Tres: Me “descojono”
En “Malaciencia” me encuentro con unas palabras del alcalde de Sevilla. Está inaugurando la “Avenida de la Astronomía” y a la tercera frase empieza a hablar de la astrología.
Sí, la Astronomía, “eso” relacionado con torpes como Ptolomeo, Copérnico, Kepler o Galileo, lo mezcla, así, con alegría, con “lo otro”, la astrología, lo de la insigne Aramis Fuster o la Bruja Lola.
Me empiezo a poner nerviosa, pero cuando estoy a punto de pasar directamente a la histeria, resulta que el señor alcalde empieza a meter en el mogollón a...¡¡los astronautas!!
Quizás tuviese simplemente un mal día, pero el caso es que habla y habla sin que un mínimo de inteligencia o de cultura básica haga acto de presencia en sus palabras. El lío que se hace es tan tan tan fuerte, que no puedo por menos que olvidar el cabreo y, con perdón, “descojonarme”.
Dice:
“Es muy bueno que haya astrónomos. Estamos en la Avenida de la Astronomía. Está bien que haya astrólogos, pero es fundamental que haya astronautas. Porque ¿qué sería de nosotros los astronautas si no nos dijeran los astrólogos o los astrónomos cómo son las cosas? ¿Qué nos podemos encontrar allí, en el más allá? ¿O qué podemos hacer, o qué podríamos desarrollar nosotros, los que estamos allí, los que nos pisamos el suelo de la realidad de las cosas? ¿Qué sería de nosotros si no existieran los astrónomos y los astrólogos? pero ¿qué sería, qué sería de todos nosotros sin la tarea de los astronautas?”
Merece la pena escucharlo "de viva voz". No tiene desperdicio. Y yo no tengo palabras.