martes, 19 de mayo de 2009

Sólo mientras tanto

Vuelves, día de siempre,
rompiendo el aire justamente donde
el aire había crecido como muros.

Pero nos iluminas brutalmente
y en la sencilla náusea de tu claridad
sabemos cuándo se nos caerán los ojos,
el corazón, la piel de los recuerdos.

Claro, mientras tanto
hay oraciones, hay pétalos, hay ríos,
hay la ternura como un viento húmedo.
Sólo mientras tanto.

"Sólo mientras tanto"
MARIO BENEDETTI

martes, 12 de mayo de 2009

Antonio Vega

Demasiadas drogas, demasiado tiempo.

Demasiada pena al morir su compañera.

Demasiado cáncer.

Y demasiada tristeza.


Mi canción favorita de Antonio Vega
“Una décima de segundo”
NACHA POP

jueves, 7 de mayo de 2009

Extrañas mezclas

Extrañas y maravillosas mezclas.

Como la del canalla macarra y divertidísimo Bender...



...y el genial Louis Armstrong.



Para los que les gustan los dibujos y les gusta bailar

viernes, 1 de mayo de 2009

Primero de Mayo

Hoy, Día del Trabajo, hay más de cuatro millones de parados en España.
La tasa de paro, más del 17%, es la más alta de Europa, más del doble que la media.
Tres de cada cuatro españoles consideran el paro como el mayor problema del país en la actualidad.

Se leen y se escuchan cosas como éstas.
Y, acompañándolas, otras que van en contra de muchos sectores de la población, entre otros el de los inmigrantes y el de las mujeres.


En cuanto al trabajo de las mujeres afortunadamente hay pocos que lo cuestionen, pero esos pocos son, pienso, muy preocupantes por dos motivos. El primero es porque hablan en términos de “trabajo-hijos”. El segundo es por el origen de las críticas.

Que un empresario piense que una mujer debe quedarse en su casa cuidando a sus hijos por no darle una mañana libre para ir al pediatra, o que alguién del Opus crea que la obligación de toda mujer, por encima de trabajar, sea tener hijos, o que algún retrógrado diga que una mujer que trabaja está quitándole el puesto a un hombre, me parece normal. Aberrante, pero nomal.
Lo que no me parece normal es que esto se defienda desde las propias mujeres o desde otros grupos de personas, de partida, con otros pensamientos.

Hace poco, en un blog en el que su autora en otros temas se mostraba de mentalidad abierta y moderna, leí cosas como que ella había dejado durante varios años de trabajar para críar a sus hijas y que el acto más natural era tener hijos y criarlos. Decía incluso, creo recordar, que eso era un deber que las mujeres teníamos con la especie. Escribía por ejemplo que ya le gustaría ver a ella a todas esas “progresistas” haciendo de educadora, psicóloga, contadora de cuentos...como si una mujer que trabaja, además de trabajar, no hiciera con sus hijos de educadora, psicóloga, contadora de cuentos.
Todo ésto era expresado con especial inquina. Llegué a leerle en otro blog, hablando precisamente del “Día de la Mujer Trabajadora”, que la que quisiera ser hombre, mejor que se operara.

Ante estos pensamientos solo cabe recordar el derecho y el deber que todos tenemos ante el trabajo. Hombres y mujeres.
Y que la vida personal y familiar debe ser obligación y disfrute para todos, hombres y mujeres. Tan injusto me parece que una mujer deba dejar de trabajar para críar a sus hijos, como que un hombre no pueda pasar una tarde en el parque con los suyos porque tiene que trabajar diez horas al día.
Habremos avanzado algo cuando no se piense que una mujer va a ser peor madre por trabajar ni se piense que va a trabajar menos por ser madre.
Si se tienen estas ideas la justificación para en tiempos de crisis despedir a mujeres, considerar que su trabajo será más merecido y defendido por un hombre, está servida.

El trabajo debe ser optimizado y flexible y remunerado justamente. De este modo será más fácil compaginar la vida personal y la laboral. Y esto debe hacerse intentando convencer a quién no ve así las cosas y, por supuesto, a golpe de ley.
No por trabajar más horas se trabaja más ni mejor. No por tener un horario estricto se produce más. No por tener a los trabajadores en peores condiciones éstos rinden más. Al revés. No es así y no debe ser así. Ni para hombres ni para mujeres.


En el caso de los inmigrantes, y hablando de crisis y de trabajo y de ideas que desandan el camino andado, todo es mucho más grave.

Para empezar se mete a todos en el mismo saco, cuando en principio, y atendiendo a los tópicos, nada tiene que ver un moldavo con un ecuatoriano, por ejemplo.
Desde el punto de vista laboral la situación vivida por las personas que vienen de un país o de otro son muy diferentes. Eso hace que normalmente, además de distintos caracteres (volvemos al tópico), tengan distintas habilidades, distinto nivel de estudios, diferentes hábitos de trabajo.
El problema en tiempos de crisis es que todo lo que no sea propio de uno se ve como peligroso. De ese modo esos diferentes modos de trabajo se rechazan.
A los que trabajan mucho se les dice que acostumbran mal al jefe, a los que trabajan poco que son unos vagos, al que es un buen técnico se le mira mal porque puede saber más que uno mismo y quitarle el puesto, al que no está preparado se le dice que no sabe hacer nada.

El siguiente paso que agrava más todavía la situación es que esas críticas laborales se hacen extensivas a cualquier otra cosa. De este modo al que ahorra y manda dinero a su país se le critica por no gastar el dinero aquí, pero del que se compra un coche o un móvil último modelo se dice que no hace más que despilfarrar. A los chinos, que nunca salen de su tienda o de su restaurante se les acusa de ser muy cerrados y de que no quieren relacionarse con nadie, y a los sudamericanos de que están todo el día por la calle y de que no entran en casa...

Otro problema gravísimo, y que afecta mucho al trabajo, es confundir inmigración con delincuencia.
El que las mafias rusas sean una realidad no quiere decir que todos los rusos que hay en España sean unos asesinos. Es más, la inmensa mayoría serán personas tan honradas como cualquiera. El que existan narcotraficantes en Colombia no da derecho a pensar que todos los colombianos se dedican a pasar coca.
Y así con muchos ejemplos. Es algo obvio que no lo parece para muchos.

Estos y otros pensamientos me parecen extremadamente peligrosos. Lo peor es que hay mucha gente que se cree con tanta razón que expone ideas así sin ningún tipo de vergüenza. Y contribuyendo, con todo el egoísmo y toda la cerrazón mental, a que se cree un clima de rechazo al inmigrante.
Ésto, en tiempos de crisis, hablando del trabajo cuando éste escasea, lleva a algo muy simple. Lleva a pensar como algo normal que un inmigrante tiene menos derecho al trabajo que un español.

Ésto es lo más grave. Y ésto lo piensa mucha gente. Y no es bueno. Porque se supone que un trabajo, ofertado en igualdad de condiciones, debe ser, simple y llanamente para aquél que mejor pueda realizarlo. Así de elemental.



Y junto a esta idea básica vuelvo a lo que ya he escrito antes, a que el trabajo debe entenderse como un deber y un derecho de todos.
Y es normal pensar que no es tan sencillo, que hay muchas circunstancias en el que trabaja y en el que contrata, que hay miles de cuestiones sociales, políticas, económicas en juego, que no es tan fácil y que la situación actual hace que todo sea más difícil.
Lo sé. Pero precisamente por eso hay que insistir. Porque los tiempos de crisis sacan de los peores, lo peor.
Y frente a eso hay que recordar que en muchos aspectos, pero en concreto en el laboral, hay una idea de lo más simple, pero no por eso menos válida. La idea de que cualquiera, según su inteligencia, su capacidad, sus aptitudes, tiene el deber y debe tener la oportunidad de trabajar.
Frente al egoísmo y el camino fácil de ir “en contra de”, debemos no olvidar el deber y el derecho que todos, absolutamente todos tenemos a buscarnos y ganarnos, honradamente, la vida.

 
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