sábado, 12 de enero de 2008

Vamos, dispare, le dije.

“Vamos, dispare, le dije. Me haría un gran favor.
Las palabras salieron de mis labios antes de que supiera que iba a pronunciarlas. Me sonaron duras y terribles, de esas que sólo pronunciaría una persona desquiciada, pero una vez que las oí me di cuenta de que no tenía intención de retirarlas. Me gustaban. Me agradaba su brusquedad y su franqueza, con su enfoque decisivo y pragmático del dilema al que me enfrentaba. Pese a todo el valor que me infundieron sigo ignorando, sin embargo, su verdadero significado. ¿Estaba pidiéndole realmente que me matara, o buscando la manera de disuadirla y evitar que lo hiciera? ¿Quería realmente que apretase el gatillo, o intentaba forzarle la mano y confundirla para que soltara el revólver? En los últimos once años me he planteado muchas veces esas preguntas, pero nunca he sido capaz de dar con una respuesta concluyente. Lo único que sé es que no tenía miedo. Cuando Alma Grund sacó el revólver y me apuntó al pecho, llegué a sentir menos miedo que fascinación. Comprendí que las balas de aquella arma contenían una idea que nunca se me había ocurrido. El mundo estaba lleno de pequeñas cavidades, aberturas sin sentido, vacíos microscópicos que la mente podía cruzar, y una vez que se estaba al otro lado de esos huecos, uno se liberaba de sí mismo, se liberaba de la vida, se liberaba de la muerte, se liberaba de todo lo que le pertenecía. Por casualidad, yo me había encontrado con uno de ellos aquella noche en mi cuarto de estar. Apareció en forma de revólver, y ahora que yo estaba dentro de aquel revólver, me daba igual salir de él o no. Me sentía enteramente tranquilo y absolutamente enloquecido, totalmente preparado para aceptar lo que ofrecía el momento. Es rara una indiferencia de tal magnitud, y como sólo puede lograrla alguien que esté dispuesto a dejar de ser lo que es, exige respeto. Inspira un temor reverente en quienes la contemplan.”

“El libro de las ilusiones”
Paul Auster

12 comentarios:

pon dijo...

JODER!!!

Anónimo dijo...

¡Qué impresión!
Pedazo de....
Hace muchos años, yo me vi sorprendido por esa sensación, terrible, muy terrible, de disparar hacia otras personas; lo peor fue que eran la gente como yo, mis vecinos, no se...
Fue en un golpe de estado en España, 1981, y yo no sabía lo que ocurría, quería defender una democracia y, al mismo tiempo, me sentía el mayor gilipollas del mundo, amenace a un cabo, hubo suerte, no tuve que disparar ni un tiro. Nunca me he olvidado aquello, tengo miedo hasta cuando tengo un cuchillo en las manos. Un arma es lo peor.
Gracias por escribir este post, espero que remueva las conciencias de todos nosotros, bloqueros, leyentes y gente con sensibilidad.

Muchas, muchísimas gracias.

Cuánto me ha hecho reflexionar.

POSITRON

Anónimo dijo...

Pues de que hay momentos en la vida así, los hay. Donde quisieras estar muerto pero en realidad no. Tener la sensación solamente. Y despertarte al otro día como si nada.

senses and nonsenses dijo...

pues es el único libro que he leído de paul auster y no lo había reconocido. y eso que me gustó bastante.

la sensación de querer desaparecer la entiendo perfectamente...

un abrazo.

Oulanem dijo...

Tan fácil que da miedo...

Anónimo dijo...

Una tarea pendiente el leer algo de Paul Auster... llegará el momento y no sera dentro de mucho, puede que empieze con el libro de las ilusiones...

John Nick dijo...

Paul Auster es un verdadero must del impresionismo literario :P Slds,

Unknown dijo...

"El mundo estaba lleno de pequeñas cavidades, aberturas sin sentido, vacíos microscópicos que la mente podía cruzar, y una vez que se estaba al otro lado de esos huecos, uno se liberaba de sí mismo, se liberaba de la vida, se liberaba de la muerte, se liberaba de todo lo que le pertenecía"...

estas líneas son geniales, ahora que la muerte ha pasado a saludarnos.... saludos especiales y espaciales. Y besos.

Caronte dijo...

Auster me parece un escritor irregular, pero para el tema en cuestión el fragmento que has elegido es perfecto.

1 beso.

Arquitecturibe dijo...

Descanzar a tu sombra siempre es disfrutar..... nunca he tomado un arma y creo que me bastan mis palabra para ejercer la legitima defensa... espero que asi sea siempre...
Saludos desde mi lejana galaxia

Anónimo dijo...

Ay, no puedo, no puedo con Auster...
Un besote.

Anónimo dijo...

Impresionante...tantas veces se desapararece figuradamente que cuando lees algo así y sientes que no hay retorno te atrapa el miedo y las ideas se agolpan en la mente.
M.Eugenia

 
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